En este espacio, he de escribir aquellas ideas, flasheos y poesía que con seres queridos quiero compartir. Muchas serán ajenas y algunas pocas serán mias. Se podrá observar la capacidad de inventiva de unos cuantos y la capacidad de robo mia. Pretendo en los textos de aquí en más, enseñar algunas cosas y difundir otras, con el fin de que la gente aprenda algo nuevo, o solo que pasen un rato entretenido leyendo.
Para comenzar, el siguiente es un framento de aquello que se me ocurrió una de tantas noches calurosas de este año.
Bitácora de Vida #1 – Desviación de Faros delanteros (Texto de índole: técnico-filosófica)
Volviendo a mi casa luego de un buen momento con conocidos y un muy amigo mío, pasé cruzando la calle, por delante de un coche. La oscuridad nocturna permitía que en el suelo se dibujase aquella imagen que las luces del vehículo proyectaban sobre el pavimento. Me permití imaginarme qué hubiera pasado si yo en ese momento hubiese estado bajo los efectos del LSD o alguna otra droga psychedelica.
Me sorprendió y alegró por un momento el mágico potencial de mi cerebro, al hacerme conciente de que mientras veía esa proyección de luz, recordé (gracias a las conexiones existentes en mi), las veces que en “charlas-técnicas” con mi padre, el me enseñaba que los coches no tienen sus faros alineados verticalmente, sino que existe una desviación. Alargando así el dibujo que sobre el pavimento proyecta uno de los faros. Con una luz que ilumina más largamente el lado de la vanquina y menos del lado donde pasan autos, se logra que no pegue directo a los ojos, sino desde abajo, al conductor enfrente (que vuelve), y que de esta manera, no encandile. Varias veces leyendo textos técnicos o hablando con otra gente del ambiente, posteriormente, ratifiqué lo conversado con mi padre.
Una alarma me despertó del "no-pensar-en-nada", de ir caminando por la calle, y me obligó a asociar algunos conocimientos que poseo sobre los faros de los coches.
Sentí que eso hubiese pasado de todos modos al estar drogado, con la diferencia de creer lograr indagar en ese tema mucho más profundamente por tener otro estado de conciencia, al punto de tener la capacidad de medir cosas como esa (el ángulo de inclinación), con precisión.
Esto habla de las capacidades para hacer, ver y sentir cosas, que TODOS tenemos, escondidas, dentro de nuestras cabezas, almas o vaya a saber qué. Capacidades de las que no seremos conscientes sino hasta pasar de la vigilia a un estado intermedio de conciencia.
O quizás algún dia nos despertemos.
Para comenzar, el siguiente es un framento de aquello que se me ocurrió una de tantas noches calurosas de este año.
Bitácora de Vida #1 – Desviación de Faros delanteros (Texto de índole: técnico-filosófica)
Volviendo a mi casa luego de un buen momento con conocidos y un muy amigo mío, pasé cruzando la calle, por delante de un coche. La oscuridad nocturna permitía que en el suelo se dibujase aquella imagen que las luces del vehículo proyectaban sobre el pavimento. Me permití imaginarme qué hubiera pasado si yo en ese momento hubiese estado bajo los efectos del LSD o alguna otra droga psychedelica.
Me sorprendió y alegró por un momento el mágico potencial de mi cerebro, al hacerme conciente de que mientras veía esa proyección de luz, recordé (gracias a las conexiones existentes en mi), las veces que en “charlas-técnicas” con mi padre, el me enseñaba que los coches no tienen sus faros alineados verticalmente, sino que existe una desviación. Alargando así el dibujo que sobre el pavimento proyecta uno de los faros. Con una luz que ilumina más largamente el lado de la vanquina y menos del lado donde pasan autos, se logra que no pegue directo a los ojos, sino desde abajo, al conductor enfrente (que vuelve), y que de esta manera, no encandile. Varias veces leyendo textos técnicos o hablando con otra gente del ambiente, posteriormente, ratifiqué lo conversado con mi padre.
Una alarma me despertó del "no-pensar-en-nada", de ir caminando por la calle, y me obligó a asociar algunos conocimientos que poseo sobre los faros de los coches.
Sentí que eso hubiese pasado de todos modos al estar drogado, con la diferencia de creer lograr indagar en ese tema mucho más profundamente por tener otro estado de conciencia, al punto de tener la capacidad de medir cosas como esa (el ángulo de inclinación), con precisión.
Esto habla de las capacidades para hacer, ver y sentir cosas, que TODOS tenemos, escondidas, dentro de nuestras cabezas, almas o vaya a saber qué. Capacidades de las que no seremos conscientes sino hasta pasar de la vigilia a un estado intermedio de conciencia.
O quizás algún dia nos despertemos.
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